El intestino no sólo tiene la función de efectuar la digestión de los alimentos y de absorber los nutrientes, además tiene una gran cantidad de funciones que repercuten en nuestra salud física, mental y emocional.
Una parte importante de nuestro sistema nervioso está ubicada en el tracto digestivo, conocido como sistema nervioso entérico.
Tiene influencia sobre la manera en que percibimos las situaciones del día a día, las emociones. En los intestinos se produce un alto porcentaje de neurotrasmisores que funcionan sobre nuestro estado emocional.
Su interrelación con el cerebro es tan directa que cualquier episodio negativo, como una pérdida, o el estrés, o un enojo, va a producir efecto sobre el intestino. Si estas situaciones se mantienen por períodos prolongados, van dañando la estructura intestinal y sus funciones se verán afectadas, produciendo a su vez una repercusión importante de retorno a nivel cerebral y emocional.
Ejemplo de estos neurotransmisores es la Serotonina (el 80%), que regular el estado de ánimo, cuya función es encontrar tranquilidad, paz, el comportamiento social, el dominio de la intensidad emocional, el apetito, la digestión, el sueño, la memoria, el deseo y la función sexual.
Un nivel apropiado de Serotonina lleva a movimientos peristálticos apropiados, libera ácidos digestivos para mejorar el agni y relativiza las situaciones emocionales importantes.
Otro neurotransmisor que se produce en el tracto digestivo es la Dopamina.(un 50%), que se asocia con el sistema del placer del cerebro, suministrando los sentimientos de gozo y refuerzo para motivar a una persona de manera proactiva, a fin de que realice ciertas actividades, lo que podría llamarse la pasión por vivir, la energía para afrontar el día a día.
Estos dos neurotransmisores mantienen una sinergia que lleva al equilibrio del individuo como un todo, cuerpo-mente-emociones.
Un Sistema Digestivo sano va a producir un estado físico- emocional equilibrado
Un gran porcentaje del Sistema Inmunológico se encuentra en el intestino, por lo tanto, problemas con la estructura de las paredes intestinales pueden producir afecto directo sobre las reacciones de este sistema, llevando a cuadros de inflamación crónicas de la pared epitelial, que poco a poco irían causando una serie de de síntomas y enfermedades en el organismo como un todo.
Un sistema digestivo desequilibrado, dañado o que funciona mal, ya sea debido al uso de antibióticos o atinflamatorios por ejemplo, o una mala dieta, o un estilo de vida equivocado, o el estrés continuo o simplemente el consumo excesivo de alimentos irritantes, interfiere con el funcionamiento de este segundo cerebro y se ha relacionado con la depresión y otros estados de ánimo, trastornos y alteración del sistema inmunológico, que causan enfermedades autoinmunes y muchas otras enfermedades comunes.
La medicina ayurvédica hace miles de años, reconocía claramente que los problemas digestivos afectaban a toda la persona, mental, física y emocionalmente.
Manolo Amador